¿Pintamos algo en el extranjero?

Gema R. Nogueras
Comisaria de Ardavín Galería

Con motivo de uno de los eventos mundiales más importantes para el Arte, The European Fine Art (TEFAF), que se celebra del 14 al 23 de marzo en Maastricht (Holanda), cabe preguntarse cuál es la presencia del Arte español fuera de nuestras fronteras. Y la conclusión es muy sencilla: el mercado del Arte de nuestro país es provinciano. Sólo hay que darse una vuelta por esta feria. Únicamente cinco galerías españolas exponen en este evento (países como Italia o Francia triplican e incluso superan en 8 veces, respectivamente, el número de la presencia española).

Dicho de otro modo, la frase de Juan Palomo, “yo me lo guiso, yo me lo como”, se aplica perfectamente al aspecto económico de este sector. Hay un cuadro que puede parecerse por analogía al estado del Arte en España: La vieja friendo huevos, de Velázquez. Una pobre anciana invidente intentando alcanzar con una cuchara una cazuela con huevos y, al lado, un pequeño pícaro que intenta aprovecharse de lo que sobra. No sabemos si el mercado del Arte español es el pícaro o la anciana. Pero lo cierto es que hay poco para repartir…

Del boom de los años 80s y 90s de obras de arte puede decirse que sólo ha sobrevivido por las intervenciones de instituciones públicas y grandes empresas que han adquirido obras, aunque de artistas ya consolidados y a modo de inversión segura. No hay una sola Consejería o una gran empresa española que no se jacte de poseer algún cuadro de un pintor consagrado. Y poco más. Para ello, las galerías venían funcionando a modo de recaudadoras de fondos para estas instituciones, y en muy pocos casos se ha apostado por nuevos valores.

En consecuencia, y ciñéndonos al mercado internacional, si alguien afirma que no ha habido presencia internacional del arte español lejos de Picassos y Dalís, está pintando casi una obra realista. Y lo curioso es que dichos artistas adquirieron en vida su renombre en el extranjero.

Fuera de nuestras fronteras, encontramos que, por un lado, las instituciones públicas no han realizado ningún tipo de promoción de artistas españoles, salvo algunas migajas en el pasado que, como decía Soledad Lorenzo, no cubrían ni el 10% de los gastos que suponía exponer fuera de España. Otros países como Francia, Reino Unido o Alemania prestan a sus artistas y galeristas suntuosas ayudas.

Por otro lado, pocas galerías pueden hacer frente a los inmensos gastos que supone acudir a ferias o realizar una exposición en el extranjero; lo que impide arriesgarse a lanzar artistas nacionales fuera de nuestro país.. Por eso, la presencia de galerías españolas en ferias internacionales nunca supera el número 15.

En el mundo del arte, como en casi todo, el marketing es fundamental y eso implica dinero. A las pruebas nos remitimos con el ejemplo de Saatchi, publicista reconvertido en galerista que, por su poderío económico y control de medios, ha conseguido que lo que Saatchi diga en Arte, eso va a misa.

Si las galerías no disponen de los recursos suficientes y las instituciones no ayudan, el Arte español nunca

tendrá proyección internacional. Sirva como contrapartida el caso de la cúpula de Naciones Unidas de Miguel Marceló, en el que, lejos de los dimes y diretes sobre su coste al erario público, es un hecho muy puntual, pero con una gran transcendencia internacional para nuestra Cultura. Con un coste mucho más insignificante, hace más de 20 años que se celebró en Japón la exposición de Antonio López y Eduardo Naranjo con un éxito tal que aún a pesar del tiempo transcurrido, ambos artistas son reconocidos, admirados y recordados entre el público nipón. Todavía se realizan allí tesis doctorales sobre estos maestros.

Con todo lo anterior, no es de extrañar que las ventas de Arte español en el extranjero dejen mucho que desear. Según datos de 2011, los resultados en feria internacionales se limitan a un 17%, y ello ceñido casi en exclusividad a artistas consagrados, que son los que exportamos porque la inversión y la rentabilidad están aseguradas de antemano.

Ahora que se habla de la posibilidad de abrirse al mercado chino, ignorante absoluto de la historia de la pintura universal y ansioso por participar en el mundo del Arte occidental, difícilmente podrá entrar en él el Arte español sin el respaldo adecuado.

Y aunque sólo habláramos de economía, ese respaldo es rentable para el presente y para el futuro. Pensemos en el hecho de que el turismo de sol y playa ya no es exclusivo en España, pero que nuestro bagaje pictórico puede servir de valor añadido frente a otros competidores. Con ese respaldo, una promoción adecuada podría servir de lanzadera a nivel internacional de los valores actuales, para los descendientes de Velázquez, Goya y Picasso, pues no dejamos de ser sus legítimos herederos.

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