¿Por qué los niños dejan de jugar?

5 habilidades que aprendemos jugando

Los padres son conscientes de la importancia que tiene para los niños el juego, pero a medida que los niños van creciendo, algunos abandonan esta idea y se decantan por restar el tiempo que los niños pasan jugando, para que realicen otras actividades, que consideran más importantes.

Así lo afirma el fabricante internacional de Juguetes Lil’ Monkey, que considera que “sobre todo se da importancia a los beneficios que supone el juego para los niños en las edades más tempranas, pero cuando empiezan el colegio muchos padres comienzan a centrar el tiempo libre de sus hijos con actividades extraescolares o deberes y abandonan la idea de que también es importante que jueguen, considerándola incluso como un pérdida de tiempo”.

“La formación de un niño no solo consiste en que  sepa leer, escribir, operaciones matemáticas o incluso idiomas” explica. Sus capacidades también se desarrollan jugando y por ello, este fabricante internacional de juguetes recuerda las cinco habilidades más básicas, que se deben adquirir desde pequeños y que determinarán cómo seremos de adultos, cuyo aprendizaje más eficaz se adquiere mediante el juego.

1.- Socializar. A veces los niños juegan consigo mismos, pero cuando lo hacen en compañía de otros niños, aprenden a interactuar con ellos, a cooperar para conseguir un fin en común y a compartir. La socialización es muy importante de cara a las relaciones que se puedan establecer en el futuro. Además, desarrolla la empatía, la solidaridad y el compañerismo.

2.- Coordinación. Jugar es la forma más divertida de hacer ejercicio para los niños. Con el movimiento que suelen implicar los juegos, aprenden a ser conscientes de sus capacidades físicas. Además, la psicomotricidad de los niños, en constante evolución, juega un papel muy importante dentro de las actividades de ocio. Tanto la motricidad gruesa (la que implica los cambios de posición del cuerpo, los movimientos musculares y la capacidad de mantener el equilibrio) como la motricidad fina (la que relaciona los movimientos coordinados entre ojos y manos), se involucran en los juegos. Y estos ponen a prueba las capacidades motrices de los niños, al mismo tiempo que las hacen mejorar.

3.- Imaginación. Incluso cuando los adultos jugamos a algo, nuestra imaginación forma parte de esta actividad. Pero en los niños, esta creatividad se incrementa, actuando como un elemento principal dentro de su juego. Los momentos de ocio hacen que la lógica se desarrolle, así como la habilidad de crear y seguir una estrategia y la de razonar.

4.- Percepciones. Al jugar se aprende a manipular, a montar y desmontar cosas y a percibir, en resumen. La percepción espacial, con la autoconsciencia del propio cuerpo, toma un papel clave en el desarrollo de las habilidades infantiles. Además, la percepción sensorial evoluciona constantemente: el tacto entra en juego, cuando se aprenden a diferenciar formas y texturas, pero también el oído y la vista, cuando se aprende a distinguir sonidos y melodías, o tamaños y colores.

5.- Respeto. Además de las mencionadas anteriormente, hay una serie de capacidades que, si bien podrían adquirirse de otra manera, al hacerlo jugando, el aprendizaje se hace casi de manera inconsciente y más divertida. Así cala más hondo. Los niños, jugando, aprenden a respetar las reglas y a resolver los problemas que se les plantean de una manera más fácil que cuando se intentan inculcar estas capacidades a propósito. También aprenden a ganar y perder, a fijarse metas y objetivos y los valores que todo eso conlleva.

En definitiva, el juego es una actividad que no debe perderse, no solo por la diversión que conlleva y los momentos de esparcimiento, tan necesarios, que dan a los niños. Las actividades lúdicas aportan muchas más ventajas de las que se podría pensar en un principio.

Para más información:

Recursos de Mercado – Gabinete de Prensa de Lil’ Monkey by Chicos
Tlf: 91 547 08 04

 

¿PODEMOS AYUDAR? ... →

© RdM