¿En qué me ayuda ser mal pensada? ¡En nada!
Art. Marisa Navarro
Dra. en Medicina y autora de los libros “La medicina emocional” y “El efecto tarta”.
Observo con mucha frecuencia, cuando hago terapia de pareja, lo malpensados que somos con respecto al otro, a sus palabras y a sus acciones e incluso a sus pensamientos, como si supiéramos lo que los demás están pensando. Y lo mismo ocurre en la terapia familiar. Sin embargo, cuando hablas por separado con los distintos miembros de la pareja o de la familia, te das cuenta de las pocas veces, en que lo que estamos pensando de las palabras, acciones o pensamientos del otro se ajusta a la realidad. Y cuando en consulta les comento lo que el otro piensa o cree de ellos y de sus acciones, se sorprenden mucho, y es frecuente que exclamen: ¡de verdad piensa eso de mí!
Creemos que los demás piensan y cavilan más de nosotros, que lo que en realidad lo hacen, pues todos tienen sus preocupaciones, sus temas de interés, sus vidas. Y en la mayor parte de las ocasiones que piensas mal de los demás, creyendo que están pensando negativamente de ti o que hacen las cosas para molestarte, te equivocas.
Y es que, hay que ver la tendencia que tenemos a pensar mal de los demás, a pesar de lo perjudicial que esto resulta para nuestras relaciones y para nuestro bienestar. Porque pensar mal de otros puede llegar a crear emociones tan negativas como los celos, la envidia, la ira, la culpa, el rencor, el resentimiento, así como niveles de ansiedad y estrés muy altos. Puede incluso llegar a deprimirnos y convertirse en una insana y nociva costumbre.
Por ello si tú eres una de las personas que siempre piensa mal de los demás o crees constantemente, que todo lo malo te pasa o te va a pasar a ti, es importante que sepas qué puedes hacer para dejar de hacerlo y optar por llevar a cabo las siguientes recomendaciones.
Aumenta tu autoestima: Esta tendencia de pensar siempre lo peor de otros está bastante generalizada y denota una tremenda inseguridad y una mala percepción de uno mismo. Por ello cuanto más reforzada tengas tu propia imagen, menos se te van a ocurrir estos pensamientos.
Trata de olvidar experiencias desagradables: pensar mal puede ser la tónica general de una persona o puede centrarse en determinados aspectos de la vida. Por ejemplo, puedo tender a pensar mal en temas de sentimientos afectivos, de dinero, de reconocimiento a uno mismo… todo ello relacionado, por lo general, con experiencias desagradables que se han tenido en la vida, por ello es importante no centrarse y rememorar, una y otra vez, las cosas negativas que nos pueden haber ocurrido y tratar de darnos nuevas oportunidades.
Plantea si son efectivos tus “filtros cerebrales: si tu crees o estás convencido de algo, todo aquello que veas, percibas y sientas, encajará en tu mente bajo esa convicción o creencia, e incluso tus pensamientos se forjarán alrededor de ello. Todos tenemos unos filtros cerebrales a través de los cuales entendemos lo que ocurre a nuestro alrededor, son filtros personales, basados en nuestra experiencia y en nuestras interpretaciones de la vida. Así, según nuestro «filtro personal», si tienes la creencia de que todo el mundo intenta abusar de ti, todas las acciones de los demás pasarán por ese filtro, y será fácil que malinterpretes muchas como abusivas. A estos filtros tienes que añadirle el «filtro de la omisión», que es cuando pensamos que algo es de una determinada manera, a pesar de no tener toda la información, o una gran parte de ella, esto nos puede llevar a cometer muchos errores en nuestra interpretación.
No generalices: generalizamos con mucha frecuencia, y así pensamos que si hay uno que se comportó de determinada manera, todos los demás se comportarán igual, y no es así, porque alguna vez alguien haya actuado de un modo negativo hacia ti, te haya criticado, engañado o traicionado no tiene porque suceder así siempre.
Cambia tu perspectiva: muchas veces las cosas no son lo que parecen. Pero nosotros las estamos viendo de una determinada manera y las tomamos como ciertas. ¿Cuántas veces te ha ocurrido que sólo con cambiar tu perspectiva cambia todo lo percibido?
Infórmate: Lo que creas ver de los demás, si es negativo, ponlo “en cuarentena”. Espera a tener más datos, y piensa si estás generalizando e intenta verlo desde otros puntos de vista. Pedir ayuda a personas de confianza nos puede ayudar mucho. Si quieres saber algo, pregunta. Pregunta si no sabes por qué se ha hecho algo o si quieres enterarte de lo que está ocurriendo. El camino más corto y más fácil para saber: preguntar. Solemos sacar conclusiones de los demás con demasiada facilidad, sin tener todos los datos o la información suficiente. La que nos falta, la ponemos de nuestra cosecha, con nuestras inseguridades, prejuicios, miedos e insatisfacciones. Ya te puedes imaginar el resultado de esta fórmula.
Por último recuerda que cuando piensas mal de los demás, estos se suelen poner a la defensiva, lo que hace más difícil comunicarse y provoca que la relaciones empeoren en todos los sentidos. De esta forma se cierra el círculo, y entonces te convences de que tenías razón, pero no te has dado cuenta de que has sido tú con tus pensamientos negativos hacia los demás, los que han provocado la situación. Aquí si que funciona ese dicho de «piensa mal y acertarás», porque acabas creando aquello que crees. Quieres tener una mala relación con alguien, hay una fórmula que no falla, piensa mal de esa persona, y verás los resultados. Pero piensa bien de los demás y verás cuantas veces aciertas y los beneficios que obtendrás para tu vida.