CELULITIS

 

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Muchas veces hacemos referencia al término celulitis de una forma equivocada, al denominar a ciertas obesidades o adiposidades localizadas en determinadas zonas del organismo con este término. La denominación anatomopatológica dada por diversos autores, y entre ellos S. Curri quizás la más correcta, es la de “dermatopaniculosis vasculopático” en el que se incluye la degeneración del componente adiposo, vascular, edematoso y fibroso.

A nivel local se producen varios cambios tanto cutáneamente, como en estructuras más profundas tales como:

– Aumento del espesor, consistencia y sensibilidad del tejido celular subcutáneo.

– Disminución de la movilidad y desplazamiento de los planos más profundos de la piel.

– A la palpación podemos observar el aspecto rugoso, con micro-macro nódulos típicos de la celulitis adquiriendo el aspecto conocido como “piel de naranja”.

La celulitis no es proceso exclusivo de personas con exceso de peso, aunque si bien sí está íntimamente relacionado con él, también se puede observar esta degeneración del tejido en personas con un peso saludable.

La celulitis presenta un origen multifactorial, es decir, son muchos los factores que intervienen en su desarrollo tales como:

Factores endocrinos: Si típicamente la celulitis es una alteración femenina se debe, en parte, a las fluctuaciones hormonales a las que se encuentra sometida, sobre todo porque es más probable que se desarrolle cuando existen cambios fisiológicos en la mujer como embarazo, pubertad o menopausia.

Factores dietéticos: Es fundamental unos buenos hábitos de alimentación, tanto en cantidad como en calidad. Debemos de eliminar de nuestro estilo de vida alcohol, tabaco, alimentos excesivamente grasos, así como pautas de alimentación desequilibradas que provoquen alteraciones analíticas como hiperuricemia hipercolesterolemia, estreñimiento.

Factores vasculares: Quizás constituye el factor etiológico más importante. En una primera fase, la celulitis se caracteriza por un ralentecimiento de la circulación de pequeños vasos venosos y linfáticos. En una segunda fase, como consecuencia del éxtasis sanguíneo, los vasos se van dilatando y dejan salir líquido al espacio extracelular por lo que la oxigenación celular y el intercambio de nutrientes se ve dificultado. En una tercera fase, se produce una edematización y fibrosis del tejido, que debido a la compresión celular se manifiesta en forma de calambres y dolores, y típico patrón abultado del tejido. Por último, los micronódulos formados se transforman en macronódulos, y podemos palpar y observar los cambios ocasionados en el tejido celular.

Las personas jóvenes y obesas presentan un tipo de celulitis dura a la palpación con aspecto tenso, a diferencia de personas de cierta edad que no realizan ejercicio o que se han sometido a drásticas dietas de adelgazamiento, donde el descolgamiento del tejido es tan importante como la celulitis.

Como primera medida terapéutica es fundamental un cambio en el estilo de vida de la persona, adoptar unos hábitos de alimentación completamente sanos y equilibrados descartar aquellas dietas adelgazantes demasiado estrictas, que prometen una pérdida de peso rápidamente para evitar el efecto “yo-yo” o aquel tipo de dietas que prometen ser muy efectivas a corto plazo. Es recomendable incluir en la dieta verduras alimentos integrales, aumentar el consumo de frutas y evitar azúcares simples ó demasiados refinados como bollería industrial, chocolate, galletas, así como disminuir el consumo de alcohol y exceso de grasa en la alimentación; sin embargo, la mejor prevención es sin duda la práctica regular de ejercicio físico adecuado a las necesidades y limitaciones de cada persona. Si existe sobrepeso u obesidad hay que reducirlo.

Actualmente, existen otras medidas terapéuticas en las que se puede trabajar el tejido afectado de forma local, mediante drenaje linfático proporcionado manualmente o mediante presoterapia, cuyo mecanismo consiste en masajear el tejido para reactivar la circulación linfática y circulatoria mejorando, la sensación de pesadez en las piernas y la oxigenación celular.

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