Frómista, villa de enormes atractivos para el visitante

Comunicado de Prensa
19 de abril de 2005

El visitante descubrirá multitud de joyas monumentales y paisajísticas, y disfrutará de numerosas actividades culturales

La conocida como “Villa del Milagro” atrae cada año a 120.000 visitantes, que acuden a Frómista para contemplar sus bellezas monumentales, patrimonio cultural de reconocido valor artístico, a la vez que disfrutan de las actividades culturales y gastronómicas que ofrece la localidad. Además, Frómista se encuentra enclavada en el Camino de Santiago, por lo que recibe a los peregrinos con la “hospitalidad” que le caracteriza.

Emblema del románico

Sin duda, el monumento más emblemático de la localidad de Frómista es la Iglesia de San Martín, declarada Monumento Nacional en 1894. Fue edificada en torno al año 1066 y, posteriormente, fue restaurada entre 1896 y 1904, conservando su estructura original. Se trata de uno de los edificios más significativos del románico europeo, incluso se la considera el “canon” de dicho estilo arquitectónico. En su interior destacan los capiteles, de los cuales se distinguen tres tipos: vegetales, animales e historiados. Los más célebres, por su imaginería, son el de Adán y Eva, el de la Adoración de los Reyes Magos y el de la Fábula de la Zorra y el Cuervo. Además, la Iglesia de San Martín alberga, en su ábside central, tres magníficas esculturas: Cristo Crucificado, de finales del siglo XIII, Santiago Peregrino, del siglo XVI, y San Martín de Tours, cuya cronología es incierta, aunque podría situarse entre los siglos XII y XIV.

Otras bellezas monumentales

Pero Frómista cuenta con muchos más lugares de interés por su gran valor artístico e histórico. Un claro ejemplo de ello es Santa María del Castillo, iglesia de estilo gótico tardío, que fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1944. Debe su nombre al castillo medieval que ocupaba el solar en el que se sitúa y que, según narra la tradición, fue mandado destruir por uno de los Señores de Frómista debido a la mala conciencia que sufría por el trato que su gobierno infería a los vasallos. Al mismo tiempo mandó construir, en el mismo lugar y con las mismas piedras, la actual iglesia.

Otros templos de obligada visita en Frómista son la Ermita del Otero, vestigio de una anterior iglesia gótica, que alberga una talla del siglo XIII de Nuestra Señora del Otero, patrona de la villa, y la Iglesia de San Pedro, también de estilo gótico, que acoge en una de sus capillas laterales el Museo Parroquial. La iglesia de San Pedro es además punto de encuentro para los amantes de la música, ya que celebra conciertos de órgano, gracias a su sobrio órgano ibérico procedente del siglo XVIII.

Y dejando a un lado la arquitectura religiosa, merece la pena contemplar el Canal de Castilla, una faraónica obra de ingeniería civil que se comenzó a construir en 1753 y que pretendía unir Segovia con el puerto marítimo de Santander, para facilitar el transporte de cereal a través de un canal navegable.

Aunque estuvo abierto a la navegación hasta 1959, en la actualidad sirve para abastecer de agua potable a las localidades que atraviesa. A su paso por Frómista el Canal presenta cuatro esclusas, acueductos y cuérnagos que forman un conjunto único en todo el recorrido.

Punto de Partida de interesantes Rutas

Desde Frómista se pueden recorrer gran variedad de rutas a pie, a caballo o en bicicleta. Sin duda, la más relevante es la ruta del Camino de Santiago, situándose Frómista hacia el final de la sexta etapa del Codex Calixtinus. Pero hay otros interesantes recorridos por los que descubrir bellos parajes, como la Ruta de las Catedrales, que nos descubre toda una serie de iglesias que, aunque no son catedrales, son conocidas en la zona con esta denominación, por su grandiosidad y riqueza artística. También es muy atractiva la ruta que recorre la orilla del Canal de Castilla, que atraviesa tanto Frómista como otras localidades de la comarca.

Gastronomía castellana con especialidades propias

Aunque la gastronomía que se puede degustar en Frómista es muy similar a la del resto de la provincia de Palencia, hay algunos productos que son especialidades de la Villa, que se centra en torno a la carne del lechazo churro, que tan magnífica y de tan diversas formas se cocina en estas tierras, con especial preferencia por el asado. Así como el queso puro de oveja y curación añeja, o los alimentos procedentes de la tradicional matanza: chorizos, morcillas, jijas, y sopa de mondongo. En repostería destacan dulces típicos de la localidad: los blanquillos o sequillos, las pastas, las magdalenas y las rosquillas de palo.

Mención especial merece una bebida que se elabora en Frómista, la esparceta, y cuyo secreto sólo conoce una familia de la localidad, aunque se sabe que su principal ingrediente es el vino.

Actividades culturales

Unido a todo ello, el elemento cultural y tradicional ofrece amplias posibilidades al visitante, y descubrirá en Frómista una intensa vida cultural, por la cantidad de actividades que se celebran, tanto musicales, como artísticas o gastronómicas.

Las fiestas patronales, celebradas la semana siguiente al Domingo de Resurrección, con su máxima expresión reflejada en “El Ole”, procesión cívica que despierta el apasionamiento de los nacidos en la villa y la curiosidad de los visitantes, y la procesión solemne del día siguiente, con la actuación del grupo de danzantes de paloteo de la Villa; las manifestaciones culturales reflejadas en conciertos de música y órgano en la Iglesia de San Pedro; el Certamen de Teatro Breve “Villa de Frómista”; la Feria del Queso y Productos Artesanales; el Festival de Danzas, que se celebra en la festividad del Apóstol Santiago; el Día del Turista con el Concurso de Pintura Rápida al Aire Libre, celebrado todo ello el primer domingo de septiembre; o las fiestas en honor a su Patrona La Virgen del Otero el día 8 de septiembre y la romería que se celebra a su ermita, son algunas de las propuestas.

Todos ellos son reclamos que añadir a la oferta monumental antes mencionada. Tradición y religiosidad se unen también en el Milagro Eucarístico acontecido en el S. XV y que dio el sobrenombre a Frómista de “La Villa del Milagro”.

Tampoco hay que olvidar, dentro de la oferta cultural de la villa, su Museo Histórico – Etnográfico, en el que podemos transportarnos a tiempos pasados descubriendo los utensilios de labranza, ganadería, o de la vida diaria de antiguas generaciones. Todo ello en un entorno perfectamente ambientado según los lugares en los que se empleaban los objetos, por ejemplo la herrería, la bodega, el horno o el palomar. Una visita que, sin duda, será interesante y didáctica para pequeños y mayores.

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