LA FORTALEZA DE GUADALAJARA COMO DESTINO TURÍSTICO
Realizado por: Isabel Nogueroles, Concejala de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Guadalajara
La ciudad de Guadalajara, goza de múltiples posibilidades para configurarse como producto de destino turístico. Entre las fortalezas más destacables de nuestro territorio, como elementos aprovechables para la creación de productos turísticos, cabe considerar, en primer lugar, su ubicación.
En este sentido, la ciudad se encuentra a tan sólo 55 Km. de la capital de España, situada en plena autovía A-2, que une Madrid con Barcelona. Esto hace que el aeropuerto internacional de Madrid-Barajas se encuentre a escasos veinte minutos de la capital de la Alcarria. Las vías de comunicación se han modernizado en los últimos tiempos: la radial 2 permite acceder desde IFEMA y aeropuerto con dirección a nuestra ciudad. La conexión con Madrid tiene una amplia frecuencia mediante trenes de cercanías y autobuses. Otro factor a considerar es la estación de la línea de alta velocidad que nos une con el noreste peninsular. Todo ello hace de Guadalajara una ciudad accesible.
Otra de las grandes fortalezas es que, como capital de la provincia que lleva su nombre, el número de sus habitantes ha experimentado un veloz aumento durante los últimos años, debido al éxodo que se ha producido desde los diferentes núcleos de población de la provincia, especialmente de su zona Norte, y a la creación de puestos de trabajo en las empresas instaladas en la zona del Corredor del Henares; llegando actualmente su censo a unas 81.300 personas aproximadamente. Se trata de una ciudad de tamaño medio, en la que se vive de una forma tranquila y en la que existe calidad de vida. Sus gentes son hospitalarias, aceptan de buen grado a los visitantes y, como elemento a tener en cuenta, se habla un castellano muy puro, tanto en el léxico como en la pronunciación.
Los orígenes de la ciudad se remontan al siglo VIII, cuando fue fundada por los árabes, como “Wad-al-Hayara”. Desde entonces, muchas han sido las guerras que ha vivido nuestro territorio, principal causa de la pérdida de gran parte de nuestro patrimonio monumental, del que afortunadamente todavía quedan importantes vestigios. Pero si alguna época marcó el esplendor de Guadalajara, fue en la segunda mitad del siglo XIV, cuando se estableció en ella la familia Mendoza, responsables de erigir el edificio, por excelencia, de la ciudad: el Palacio del Infantado, declarado monumento histórico nacional.
En la actualidad, la Concejalía de Turismo de la capital gestiona el programa “Guadalajara abierta”, mediante el cual se han puesto en valor diferentes monumentos que además cuentan con un servicio de información al visitante. Entre ellos se encuentran: el Alcázar Real, cuyo origen se remonta al siglo IX; el Torreón de Álvar Fáñez, del siglo XIV; la Capilla de Luis de Lucena; el Palacio de la Cotilla – con su incomparable y espectacular Salón Chino-; el Palacio de Don Antonio de Mendoza; y el majestuoso y solitario Torreón del Alamín.
Cabe mencionar la huella arquitectónica que legó Ricardo Velázquez Bosco a la ciudad con diferentes obras. La más destacable es el conjunto de la Fundación de la Condesa de la Vega del Pozo, coronado por el Panteón que recibe el mismo nombre, construcciones correspondientes a los siglos XIX y XX.
Por último, cabe destacar la Ruta monumental de estilo mudéjar que incluye edificios tanto religiosos como civiles y ayudan a comprender la turbulenta historia de esta ciudad.
A todas estas cualidades, Guadalajara suma el actual programa cultural. Su variedad, unida a las celebraciones tradicionales con un rico y diverso programa a lo largo de todo el año, la convierte en un destino ideal para los amantes de las artes y las tradiciones.
Durante los meses más fríos, Guadalajara centra su actividad en el Teatro Auditorio “Buero Vallejo”. Inaugurado en diciembre de 2002, es el punto neurálgico cultural de la ciudad y de toda su provincia. Con un aforo de 1.003 butacas, es un edificio vanguardista, que alberga otras instalaciones dotadas para el perfecto desarrollo de numerosas actividades culturales. Por él han pasado nombres tan conocidos como Montserrat Caballé, Sara Baras, Rafael Amargo, por citar sólo a algunos; de forma continuada, y cada vez más asentada en la ciudad, el otoño se tiñe de lírica; óperas y zarzuelas se dan la mano en los meses de octubre y noviembre. La actividad teatral (como no podía ser menos, estamos en la cuidad natal de uno de los más grandes dramaturgos españoles del pasado siglo XX: Antonio Buero Vallejo) se representa de forma continuada, incluso estrenos nacionales ven la luz en nuestro Teatro. Su programación es diversa y adaptada para todos los públicos.
Como eventos culturales que diferencian a Guadalajara de otros destinos, podemos citar el Maratón de los cuentos, que con una duración de 48 horas, alberga a cuentistas de todo el planeta y para todas las edades; ya se acerca su XVIII edición. Se celebra la tercera semana del mes de junio. Otro de las actividades más representativas es el Festival de Cine Solidario, único en España en su género, acabamos de celebrarlo en el mes de octubre celebrando su sexto cumpleaños con un gran éxito. El Tenorio Mendocino se representa durante el primer fin de semana del mes de noviembre, coincidiendo con la fiesta de Todos los Santos. Transcurren sus diversos actos escenificados, siguiendo el texto de José de Zorrilla, en los exteriores de los monumentos históricos de la arquitectura Mendocina de la ciudad. Y, para recibir el verano, el Solsticio Folk, que se celebra el sábado más cercano a la noche de San Juan, donde tiene lugar un gran concierto al aire libre. Estamos contando con la participación de diferentes grupos de música folk de gran prestigio y calidad contrastada internacionalmente: Carlos Núñez o Gwendall, entre otros, han deleitado el oído y los demás sentidos de la población alcarreña y de los cada vez más numerosos y entusiastas, visitantes que esa noche mágica nos acompañan. Terminamos, en la noche más larga del año, con la tradicional quema de la hoguera, dando la bienvenida más calurosa al verano.
Guadalajara también es famosa por su cocina. Son más de 80 los restaurantes, repartidos por toda la ciudad, que ofrecen a los visitantes una excelente gastronomía, además de los 400 bares y cafeterías.
Podemos degustar sabrosos asados de corderos y cabritos, caldereta o menestra de cordero, truchas cocinadas de “mil formas”, patatas con congrio, huevos escalfados, una variada y rica oferta de setas, las gachas y el morteruelo serrano. Gran importancia merece la caza como perdices, codornices, conejos y liebres.
Uno de los productos estrella, presente en algunas suculentas recetas y principalmente en postres, es la miel: alajú, arrope, aguamiel y miel sobre hojuelas son sólo una apetitosa muestra de ellos. Y, como postre más popular y representativo, los bizcochos borrachos.
Para los visitantes, Guadalajara tiene una buena oferta de alojamiento. Cuenta con una capacidad de 1.411 camas, entre las que 644 pertenecen a hoteles de cuatro estrellas.
Pero, además, la oferta de centros para albergar congresos y reuniones es cada vez más amplia, contando con instalaciones de todo tipo, tanto públicas como privadas. Todas ellas se encuentran en el mismo centro de la ciudad, con la cercanía que ofrece una población de tamaño medio.
Para finalizar, es digna de reseñar la opinión de los visitantes tras su paso por nuestra capital; sus expectativas iniciales son superadas, descubriendo un destino con más atractivos de los esperados y dejando en ellos una sensación de satisfacción que provoca la recomendación de la visita a sus conocidos.