LA SALUD ES LA MEJOR CONTRIBUCIÓN A LA SANIDAD
Artículo de Opinión para New Medical Economics
Ana María Rodríguez de Viguri
Presidenta de Áliad
El derecho a la vida es sin duda el más fundamental de los derechos fundamentales de las personas. Ahora bien, la vida es muy difícil sin la salud y mantener la salud parece así mismo muy difícil. Y digo parece, porque la salud de los individuos, como es bien sabido, no depende sólo de que la sociedad en la que viven disponga de unos buenos servicios sanitarios.
La salud es frágil y en general no dura mucho. Podemos decir desde luego que es un bien económico y que es un bien escaso. Las amenazas externas a la salud son numerosísimas: los accidentes, los gérmenes, el deterioro más o menos temprano de nuestros órganos …
Un amigo mío médico me decía que el ser humano está programado para durar 40 años y que más allá nuestro cuerpo ya no está diseñado para conservar la salud; con la juventud parece que también la salud se esfuma, ¿o no?
Nuestro conocimiento sanitario ha alargado al doble nuestra esperanza de vida, al menos en los países desarrollados, como España. Los muy conocidos datos dicen que en el siglo XX nuestra esperanza de vida al nacer ha pasado de menos de 40 años a casi más de 80. El maravilloso siglo XX ha mejorado tanto las condiciones de vida, los medicamentos y tratamientos y el conocimiento médico, que podemos considerarlo el siglo de la sanidad. Y no hemos tocado techo. Nuevos fármacos curan enfermedades terribles como la hepatitis o previenen otras malditas, como el ébola.
Todo ello para prevenir, evitar, o corregir las consecuencias del deterioro y de las amenazas externas a nuestra salud.
Pero hay otra amenaza enorme que básicamente podemos resumir en una sola frase: la propia mala gestión de nuestra salud. Esta amenaza podríamos llamarla interna o propia, ya que procede del mal uso que nosotros mismos hacemos de nuestro cuerpo y nuestra salud. Y a menudo, sin saberlo.
Aunque queda un largo camino, hemos avanzado en la identificación de los hábitos nocivos y en la lucha contra ellos: la sobrealimentación, el sedentarismo, el alcohol, el tabaco, las drogas… hábitos y alimentos que antes eran considerados socialmente aceptables se han descubierto ahora perjudiciales y se están abandonando. Pero aún queda mucho.
Nuestra salud es en gran parte responsabilidad nuestra. Tenemos que ser conscientes de nuestro cuerpo y cuidarlo como se merece. No se trata de hacer una vida ascética, se trata de conocer y cuidar nuestra salud. La recompensa será una vida más larga y sobre todo menos enferma, con menos deterioro, menos cronicidad y menos dependencia
En estos tiempos de crisis dónde todos hablamos de recortes en sanidad, que naturalmente nadie desea, las personas podemos hacer una contribución esencial a nuestra sanidad y a nuestra salud: adoptar un estilo de vida saludable y conocer y cuidar nuestro cuerpo, para que cada vez necesitemos menos sanidad y vivamos más tiempo.
El artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas establece que todos tenemos derecho a la asistencia médica, pero el artículo 29 nos recuerda que también tenemos deberes respecto a la comunidad. Hagamos del cuidado de nuestra salud un agradable deber.
Para este nuevo año 2015 tratemos de promover nuestra propia salud y la de los que nos rodean y así, que el siglo XXI sea el siglo de la salud y nuestros hijos y nietos disfrutarán de una vida larga, próspera y sana.