Más allá del sueldo; los profesionales se comprometen con las empresas por otros motivos
Casos como el de Neymar y los pilotos de Ryan Air nos recuerdan que nunca es fácil retener a los mejores jugadores de nuestro equipo.
Las empresas tienen muy clara cuál es la clave del éxito: atraer, desarrollar y retener a los mejores profesionales. Ninguna de las tres es fácil. No es sencillo atraer a los mejores y que estos quieran trabajar contigo. Igualmente es complejo desarrollar el talento una vez que tienes profesionales competentes en tus filas. Cuando se ha conseguido atraerlo y lo has hecho crecer, que se marche no deja de ser un pequeño drama.
Retener a los profesionales más competentes es una de las peleas diarias de las organizaciones. Además de la pérdida del talento, cuando los mejores profesionales eligen abandonar el barco, los demás se cuestionan necesariamente su permanencia.
Los profesionales se mueven de una organización a otra por razones muy básicas, porque les van a pagar más, por desmotivación o porque el proyecto que les ofrece otra compañía es más interesante. Normalmente su decisión es multifactorial y no se debe solo a un motivo. Ahora, cuando un buen profesional decide marcharse a pesar de que su retribución es buena y tienen un buen proyecto debemos preguntarnos qué se puede hacer para evitarlo.
Una cuestión que es aún más relevante si se tiene en cuenta que son los mejores profesionales, en cualquier sector, los que pueden elegir dónde quieren jugar, mientras que los mediocres tienen muchas menos opciones. De hecho, el peligro de las organizaciones es perder a los buenos y quedarse con los “malos”. No quiero decir con esto que haya profesionales que sean imprescindibles para la supervivencia de una empresa, pero si que hay personas que marca la diferencia.
En gran medida la permanencia y la fidelidad de los profesionales depende de la calidad del vínculo que se genere entre la organización y el trabajador. Por este motivo, invertir en cuidar los vínculos siempre es rentable. Los profesionales que se sienten queridos y bien tratados suelen querer permanecer. Además, el ser humano tiende a ser recíproco en sus relaciones, así que si la organización cuida a sus profesionales, lo que le surge de forma natural a estos es cuidar a la empresa.
Para establecer ese vínculo y así promover el compromiso con la empresa, es vital hacerles sentir partícipes de la compañía, por que las personas se involucran en aquello en lo que participan. Cuando somos parte de la elaboración del proyecto, de la toma de decisiones, cuando somos escuchado, sentimos el proyecto como propio y establecemos una relación mayor que si es al contrario, lo que limitará las probabilidades de dejarnos tentar por otras empresas. Es importante hacer ver a los trabajadores de una empresa que están construyendo algo.
La flexibilidad laboral y adaptarse al estilo de vida de los profesionales, es otro punto a favor. La gente competente quiere trabajar en empresas que les permitan llevar un estilo de vida que les satisfaga, sea cual sea este. Para ello se han de crear entornos favorables, si no es así el trabajador comenzará a mirar en otra dirección.
Además, los mejores profesionales, los que tienen mayor talento, quieren hacer cosas grandes, quieren alcanzar grandes retos. Por ello no conviene llamar a los mejores para un proyecto menor. Si quieres que un profesional no te abandone, procura que entienda su trabajo como un reto, intenta que su proyecto tenga sentido y hazle saber que el esfuerzo, que tendrá que hacer, merecerá la pena y le generará gran satisfacción.
Otro punto importante es la relación con el resto de los compañeros. Y es que un buen profesional quiere hacer equipo con otros buenos jugadores. Estos se reconocen entre sí y saben distinguir a la gente competente de la incompetente y tienen muy claro de quién quieren rodearse. Por otro lado, los buenos jugadores, también quieren estar bien dirigidos. Saben que sus carreras profesionales y sus logros dependen mucho de la calidad de la dirección. Estos profesionales son exigentes con ellos y también con quien dirige al equipo, motivo por el que no toleran la ineptitud en el mando, ni van a trabajar a las órdenes de alguien que no respetan o consideran que no está a la altura.
Por último no debe olvidarse una cuestión tan importante como la retribución. Para un buen profesional, estar bien pagado es una cuestión de autoestima y reconocimiento, más allá de lo puramente económico. El famoso publicista David Ogilvy afirmaba en una frase célebre en el sector de la comunicación que “si pagas con cacahuetes, tendrás monos”. La idea es muy clara, si quieres tener a los mejores, deberás pagarles como a los mejores.