Mens sana y corporaciones sanas

Julio González Bedia
Director General de Áliad

Diversos estudios auguran que en el futuro tendremos que trabajar después de los 65 años. El envejecimiento de la población y la sostenibilidad del sistema de pensiones obligarán a las empresas a contratar a más trabajadores seniors. Pero ¿estamos preparados de cara al nuevo entorno laboral que se plantea dentro de las próximas décadas?

Si se analiza desde el punto de vista de la salud, la respuesta es no. Prestando atención a las estadísticas, vemos que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en nuestro país y que, a su vez, están generadas, entre otras razones, por el sedentarismo y el estrés, ligados en la mayoría de las ocasiones al trabajo. Bajo este breve análisis, podemos deducir que la esperanza de vida puede aumentar, pero la calidad de vida tampoco está progresando en el mismo nivel.

Y éste es el contexto que les preocupa a muchas empresas: ¿vamos a tener trabajadores activos y sanos para que trabajen más años? Sin embargo, la pregunta debería estar formulada de la siguiente manera: ¿cómo vamos a tener trabajadores activos y sanos para que trabajen más años? Es aquí donde los ejecutivos tienen una responsabilidad esencial. Los líderes de las empresas deben comenzar a potenciar desde ya los hábitos de vida saludables en su equipo, porque permitirá a largo plazo la fidelización y atracción de nuevos talentos, reducirá los costes relacionados con el absentismo y, en definitiva, mejorará la productividad de los trabajadores, tengan la edad que tengan.

Por este motivo, algunas de las cosas que se recomiendan es promover la actividad física, favorecer la alimentación saludable, cuidar la ergonomía para prevenir lesiones de espalda, fomentar las revisiones médicas y evitar hábitos nocivos, como el tabaco o el alcohol.

De una forma más concreta, existen iniciativas y soluciones muy creativas que ya se están poniendo en marcha en muchas empresas y que deberían comenzar a imitar el resto: por ejemplo, facilitar bicicletas y aparcamientos de bicicleta a sus empleados para que éstos puedan ir al trabajo por este medio de transporte que es, sin duda, uno de los más sanos. En otros casos, en los que la localización de la compañía se encuentra en zonas apartadas, fomentar actividades deportivas en equipo.

Con respecto a la alimentación, además de menús saludables, se aconseja evitar comer delante del ordenador, hacerlo en zonas con ambiente relajado y de una forma más pausada y, además, sustituir las tradicionales máquinas de refrescos y bollería industrial por dispensadores de agua y máquinas de frutos frescos.

Cosas tan sencillas como colocar carteles sobre las formas adecuadas de sentarse, moverse, levantar cargas, etc., ayudan a prevenir enfermedades a largo plazo. Y, por supuesto, fomentar las revisiones médicas. Pero si sabemos que el estrés y el sedentarismo son los principales enemigos de nuestro futuro laboral, ¿por qué no motivamos la visita de especialistas en Psicología, Nutrición y Deporte para evitar que aparezcan?

Las empresas deben desempeñar un papel social proactivo en la promoción de la salud y del envejecimiento activo. Nuestra experiencia con más de 600 empresas en temas de salud, es que formar a los trabajadores y hacerles gestores de su propia salud en el entorno laboral tiene unos beneficios empresariales y sociales indiscutibles. Está claro que los ciudadanos españoles y europeos tendremos que trabajar más años pero, para eso, tendremos también que estar más sanos.

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