No es oro todo lo que reluce

Artículo de Opinión: Carlos Pavón

Aunque los últimos datos económicos de España son bastante optimistas en cuanto a la evolución de la economía, los españoles todavía nos enfrentamos al preocupante problema de una tasa de paro que supera el 25 por ciento, con más de 4 millones y medio de parados, de los cuales 1,27 millones son de larga duración, y a los datos que reflejan que en nuestro país hay casi 2 millones de familias en los que ninguno de sus componentes tiene trabajo.

Despidos, escasas oportunidades laborales y la delicada situación de desempleados mayores de 50 años o jóvenes sin experiencia laboral previa, a los que les es muy difícil incorporarse al mercado laboral, ha motivado la apuesta de muchos por iniciar actividad empresarial por cuenta propia, lo que está provocado actual auge emprendedor. También hay que tener en cuenta otros casos en los que la actividad emprendedora surge como consecuencia de la adquisición, por los propios trabajadores, de la titularidad de la empresa para la que han estado trabajando hasta que se ha visto sometida, como consecuencia de su situación de crisis, a un proceso concursal.

Además de todas estas personas que ven en la creación de su propio negocio la solución a su situación de desempleo, las instituciones públicas y privadas también están promoviendo el emprendimiento como salida de la crisis económica y la bajada de los datos del paro.

Pero, ¿es bueno, fomentar en tal medida la iniciativa empresarial? Partiendo de la base de que el fomento del emprendimiento siempre es positivo para una economía de mercado, dado que la concurrencia de diversos operadores beneficia a la sociedad en su conjunto a través de la competitividad, hay que tener en cuenta que no se trata de poner en marcha un negocio, sino de que este se consolide y perdure en el tiempo. Desde mi punto de vista es en este punto dónde hay que hacer mayor hincapié para evitar encontrarnos con “la burbuja emprendedora”, que al igual que nos pasó con el auge de la construcción, podría desinflarse tan rápido como creció.

Por ello, considero que desde las instituciones se deben llevar a cabo las medidas adecuadas para fomentar el emprendimiento responsable, pero estas deben llevar emparejadas otras acciones como el impulso a la reactivación de la financiación o dotar al empresario de seguridad jurídica en el marco de sus actividades.

En cuanto a los emprendedores, se les debe avisar que pueden tener gran experiencia en trabajar y conocer el producto o servicio que ofrecen, y esto sería el primer paso para poner en marcha una empresa, pero también deben saber que necesitan conocimientos en cuanto a la dirección y gestión empresarial, si quieren que su negocio sobreviva. Y es que quizás estén proliferando excesivas apuestas emprendedoras que no realizan un previo estudio o informe para identificar las necesidades reales del mercado, que valore las posibilidades de éxito de lo que se pretende ofrecer. Esto suele responder a que el emprendedor confunde sus intereses con los que demanda el mercado, y pone en marcha actividades empresariales que después no son bien acogidas.

No se trata de desanimar a los futuros empresarios, sino de avisarles que antes de iniciar su actividad deben evitar errores en su constitución y explicarles que a través de criterios profesionales de gestión empresarial hay más probabilidades de garantizar la supervivencia. Así mismo quiero destacar que los fallos más habituales suelen residir en la ausencia de planificación y control de gestión profesional, no prestar suficiente atención a cuestiones vitales, como son el seguimiento de sus estados contables, la planificación fiscal, la optimización del coste laboral, etc. Tener en cuenta estas cuestiones cobra más importancia si nos detenemos en que la diversificación de riesgos en torno a varias sociedades no suele ser práctica habitual entre quienes deciden crear una empresa, que suelen concentrar todos los riesgos en la misma sociedad, lo que les pone en un grave riesgo de perder todo lo invertido.

Emprender es un acto de valentía, y de las personas que deciden arrancar su propia actividad empresarial y posiblemente crear puestos de trabajo depende, en gran parte, la economía de un país. Por este motivo hay que incentivarles, pero con medida y seriedad, ya que mi experiencia como abogado concursal me dice que en muchas ocasiones la puesta en marcha de un negocio que comienza como un sueño y gran ilusión, puede convertirse en la mayor de las pesadillas

IURE Emprendedores & Business nace como un nuevo área de negocio del Despacho IURE Abogados para ofrecer un asesoramiento integral y una continua búsqueda de soluciones para las empresas que quieren iniciar su actividad de una manera ordenada y segura, o que entienden que llegado un punto de actividad y desarrollo de su negocio, requieren del asesoramiento especializado, para la reorganización de su estructura societaria.

Fruto de de la experiencia de sus socios y abogados, se ha desarrollado con la convicción de que el óptimo asesoramiento jurídico, económico y financiero, en el momento oportuno, es requisito indispensable para asegurar la marcha de todo proyecto desde el inicio de su actividad. Asimismo, la toma de decisiones, en determinados momentos, con el consejo adecuado, definirá su futuro y, en gran medida, su éxito empresarial.

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