Un modelo de liderazgo: el líder Qué, el líder Cómo y el líder Total

Artículo de Opinión: Gonzalo Martínez de Miguel
Director General de INFOVA

Adaptado del Libro “Huellas de Gigantes. El liderazgo a través de la Historia”.

Algunos líderes colocan los objetivos por encima de cualquier otra reflexión o consideración. En el lado opuesto, otros líderes sitúan al ser humano, la ley y su escala de valores incluso por encima de sus objetivos. Idealmente, al menos, existe un grupo de líderes capaces de comprometerse en la práctica con el ser humano y con la ética de su tiempo, sin dejar de ser firmes en la búsqueda del objetivo marcado.

El líder qué: líder finalista

Es un líder admirable por su capacidad para conseguir sus objetivos. Muy trabajador, muy enfocado en su objetivo, no se despista con facilidad de su propósito. Nos asombra lo que es capaz de lograr, pero frecuentemente criticamos cómo lo alcanza. Es capaz de tomar decisiones que para otros serían difíciles y muy dolorosas. Desapegado del dolor concreto que puedan generar sus decisiones, piensa en grandes cifras, en resultados finales.

El líder qué hace lo que haga falta para conseguir sus resultados. Está mucho más comprometido con el objetivo que con las personas. Puede ser duro, cruel, incluso despiadado y da poco valor a los seres humanos comparado con el valor de alcanzar sus metas.

Por otro lado, la ética le parece en cierta medida una debilidad que no se puede permitir. Respeta la osadía, el coraje, la testosterona, Todos los adversarios son enemigos para este tipo de líder. No está abierto al pacto, ni al diálogo. Solo trabaja con dos alternativas: ganar o negociar la rendición del otro.

Frecuentemente tiene que someter las protestas de sus colaboradores que se sienten mal tratados y están resentidos por un estilo de dirección que supedita todo al resultado.

Este liderazgo ha sido propio de lo que hoy consideramos la vieja guardia: los halcones. Directivos en muchas ocasiones hechos a sí mismos, recios, luchadores, viscerales, convencidos de que hay que comer carne cruda para poder triunfar en los negocios. Desprecian a los directivos conciliadores por blandos y escrupulosos.

El líder qué no alberga muchos sentimientos de culpa. No tiene grandes apegos que le limiten. La amistad está definida por la utilidad que le pueda proporcionar a su causa.

El líder cómo: líder dignificador o humanista

El líder cómo es frecuentemente admirado por su bondad, su generosidad, por la defensa encendida de los suyos. Evita decisiones que impliquen grandes pérdidas para las personas. Tiende a ser conciliador y puede resultar blando en opinión de amigos y enemigos.

Se hace cargo, internamente, de la vida de sus colaboradores e íntimamente está más comprometido con las personas que con el objetivo, hasta el punto de estar dispuesto a renunciar a éste.

Cultiva y entrena la persuasión, pero no se permite la manipulación ni el engaño. Este tipo de líder entiende incluso el punto de vista de su adversario. Le quiere dar tiempo para cambiar y tiende a creer en la bondad esencial del ser humano.

Tiende a comportamientos paternalistas y puede hacer entornos blandos, sobreprotegidos.

Amante del consenso, el líder cómo rara vez triunfa definitivamente en su objetivo si tiene enfrente a un líder más bravo, más dispuesto y con menos escrúpulos. Por tanto, no es raro que forme parte de la historia de los perdedores y no les veamos como grandes líderes.

De alguna forma, es un estilo de liderazgo decadente, propio de organizaciones acomodadas, de épocas de abundancia. Lo podemos observar en las épocas previas a un cambio de régimen, al final de los grandes imperios.

En el mundo empresarial de hoy, el líder cómo se autopercibe blando con las personas. Suele ser poco claro en la comunicación correctiva. De hecho, tolera comportamientos inadecuados por evitar el conflicto, pero luego se reprocha no haber sido más asertivo y más firme.

Este estilo de dirección blando deviene frecuentemente en protestas del ala dura de su organización, que le exige medidas más radicales. En tiempos de crisis para las organizaciones este tipo de liderazgo tiende a ser sustituido por otros líderes más recios.

El líder total

Por último, el líder total es aquel que consigue los objetivos, defendiendo el bien mayor. Cuida a las personas mientras persigue con tenacidad sus planes. Es consciente de que todo es un sistema, todo está interconectado. No le gusta pensar tanto en objetivos a corto plazo, como en direcciones y destinos.

Cree en la capacidad y el potencial de las personas. Es menos paternalista que el líder cómo y cree más en el poder de las personas para ser dueñas de su propio futuro.

Piensa en términos de rivales más que de enemigos, por eso es fácil apreciar que son respetuosos con el punto de vista divergente al suyo, pero no condescendientes con él.

No es un líder ingenuo. Quizás la característica más sobresaliente de estos líderes es su solidez y madurez personal, junto con su inteligencia para crear relaciones efectivas.

Es estricto en la defensa en valores como el respeto, el compromiso, la integridad y la responsabilidad.

El líder que estamos definiendo puede parecer un perfil tan ideal que resulte inalcanzable para los hombres y mujeres normales. No importa, lo definimos como un objetivo que nos da dirección. Cuanto más cerca estemos de ese perfil, más eficaz será nuestro liderazgo.

En nuestra opinión, en nuestra cultura, ya metidos en el siglo XXI, no se aceptará fácilmente otro estilo de liderazgo.

Pueden ser ejemplos de este liderazgo: el presidente de Microsoft, Bill Gates, aun siendo menos fascinante que el expresidente de Apple, Steve Jobs, el presidente de Bankia, Ignacio Goirigolzarri, o el padre del Ketchup, Henry John Heinz.

¿PODEMOS AYUDAR? ... →

© RdM