La percepción de mayor o menor calidad de un producto o servicio depende, en primer término, de la imagen de la empresa que lo produce o suministra y, en un segundo plano, de la de los profesionales que la componen; a parte de otros valores intangibles como la marca país o el precio como medida de valor.
La tendencia generalizada a que se reduzcan las diferencias reales entre los productos y servicios que concurren en un determinado mercado imposibilita, cada vez más, una confrontación basada única y exclusivamente en los valores diferenciales de la gama. De esta manera, el mensaje tradicional de explicación de las bondades del producto o servicio ha visto reducida su eficacia persuasiva, desplazando los contenidos de la comunicación hacia los valores diferenciales de la marca. Valores que a su vez derivan de la imagen corporativa de la empresa y que conforman un intangible capaz de diferenciar la gama, incremento el valor percibido durante los procesos de decisión. VOLVER →
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